Profeta es la persona que habla a los hombres en nombre de Dios a diferencia del sacerdote quien es la persona que habla a Dios en nombre del pueblo. Al principio, en el pueblo de Israel hubo una diferencia entre el roeh o vidente y el nabi o profeta. El primero era un vaticinador de eventos futuros y el segundo era una persona que proclamaba el mensaje de Dios al pueblo. Ya para el VIII aC esta funciones se habían consolidado, y surgió el oficio de profeta como lo conocemos el día de hoy. Las Característica del oficio profético son las siguientes: 1) la autoridad y la fuerza de la Palabra de Dios, 2) denuncia del pecado, 3) proclamación del juicio divino, 4) anuncio de la salvación y 5) el elemento predictivo en casos específicos.
En esta ocasión vamos centrarnos en uno de los elementos que deben caracterizar el oficio profético y es la denuncia profética y esta no es más que el acto mediante el cual una persona llamada ex – profeso comunica en nombre de Dios y de forma pública una situación que la moral bíblica tipifica como mala y que por lo tanto debe ser cambiada por las personas involucradas con el objeto de evitar el juicio de Dios.
El primer elemento de la definición es que este oficio solo puede ser ejercido por personas llamadas ex - profeso por Dios. En tal sentido, solo las personas que tienen tal investidura están autorizadas para hablar o ejercer el oficio de profeta. El llamado es individual y debe ser reconocido por un cuerpo de oficiales de la Iglesia después de haber superado una serie de pruebas morales y académicas que respalden dicho llamado. Con esto dejamos claro que no cualquier individuo que se auto – proclame profeta o ministro religioso debe efectuar una denuncia profética o ejercer dicho oficio.
El segundo elemento de esta función es que esta no es la opinión del profeta o mensajero, es el mensaje de Dios para los recipientes a quienes va dirigido el mensaje. Entiendo hasta la saciedad que la declaración anterior puede resultar pretensiosa y especialmente porque en nuestra época hay cualquier cantidad de charlatanes asegurando hablar en el nombre de Dios, empero sabemos que no es así y no es así porque nosotros lo digamos, sino porque el mensaje transmitido no cumple con las condiciones sine qua non que la Biblia señala.
Lo anterior nos lleva a la siguiente pregunta: ¿Cómo un profeta recibe Palabra de Dios para comunicar a los implicados? Es muy común usar expresiones como Dios me habló, Dios me dijo o me reveló. Las anteriores son simplemente lenguaje figurado y la verdad es que la denuncia profética es producto de la percepción que el profeta tiene de la «Palabra» de Dios que «viene» por la acción de un mecanismo psicológico. Hasta aquí todo este asunto resulta muy arriesgado porque la subjetividad predomina y cualquier persona con un percepción particular puede hacer una denuncia profética. Pues bien, hay un filtro más para asegurar que el profeta está hablado en nombre de Dios y ese filtro es que la construcción de la denuncia esté en perfecta armonía no solamente con la letra sino con el espíritu de la Palabra de Dios. Es por eso que los profetas son personas altamente educadas, que han sido reconocidas por un cuerpo oficial de la Iglesia y que tienen el reconocimiento del pueblo.
En tercer lugar elemento de la denuncia profética es la comunicación de una acción violatoria a la moral de Dios que lleve al pueblo a sufrir un juicio divino. Cuando un hombre de Dios denuncia un conducta pecaminosa del pueblo, no es porque esto le da placer o disfruta en hacerlo, todo lo contrario, la denuncia es un acto de amor de Dios con el objeto evitar el juicio, pues el Señor dice: Ya no puedo aguantar más la queja que hay contra Sodoma y Gomorra, pues su pecado es muy grande … en tal sentido, el profeta actúa en representación de Dios y el objetivo es crear conciencia del acto pecaminosa y darle la oportunidad a la persona o las personas involucradas a que procedan al arrepentimiento para evitar el juicio. Cuando el profeta Natán le dice a David: … tú eres ese hombre… David lejos de tomar una postura arrogante, como casi siempre ocurre, pidió perdón y se humilló ante el Señor. En cambio, cuando el profeta Micaías denunció el pecado del rey Acab, uno de los guardias de este lo golpeó en la cara y Acab se burló del profeta ordenando que fuera llevado a una cárcel … hasta que yo regrese sin contratiempos… a lo que Micaías respondió: … si regresas sin contratiempos, el Señor no habló por medio de mi… Acab murió en la batalla y nunca regreso. El profeta había hecho su trabajo.
En resumen, es un privilegio ser portavoz del mensaje de Dios, pero a la misma vez es un oficio cruel. Lo es porque es confrontativo, desafiante, incomodo, en fin, muchas cosas más. ¿Creen que es fácil enfrentarse a un rey y decirle tú eres ese hombre…? Para fortuna de Natán, David era un hombre conforme al corazón de Dios y se arrepintió. ¿creen qué es fácil enfrentarse a líderes religiosos como Pasur? Cuándo este sacerdote del templo oyó a Jeremías profetizar mandó a golpearlo y ponerlo en el cepo. ¿Creen ustedes que es fácil hacer denuncias proféticas ante líderes religiosos como Ananías? Quien mandó a golpear al apóstol Pablo y este sin poder controlar su humanidad le reclamó diciéndole: ¡Dios te golpeará a ti, pared blanqueada! ¿Te sientas tú para juzgarme conforme a la ley, y violas la ley ordenando que me golpeen?. Es cruel, porque hay que bregar con gente ignorante de las cosas de Dios e insolente que se atreven a hablar y opinar de aquello que no saben absolutamente nada, una verdadera insolencia, sin embargo, ¿Vamos a callar? ¿Dejaremos de hacer nuestro trabajo porque haya Demetrios o Diotrefes por aquí o por allá. En ninguna manera. La Biblia nos enseña que somos una voz que clama en el desierto para anunciar el mensaje de salvación a todo aquel que quiera oírlo y proceder al arrepentimiento. Porque a menos que el hombre pase por esta experiencia, nunca verá el rostro de Dios.
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