En mi peregrinaje por los países en vías de desarrollo de América Latina, África y Asia, he podido observar el contraste que en esta ocasión me sirve como título de este editorial. En realidad, es allí donde está el problema: en la cultura de la pobreza, que trae como consecuencia la pobreza de cultura. Cuando hablamos de cultura, estamos utilizando un término sociológico para definir un conjunto de costumbres y valores, entre muchas otras cosas, que caracterizan a un grupo determinado. La cultura de la pobreza, es la cultura que caracteriza a los grupos sociales que usualmente viven en los países en vías de desarrollo o subdesarrollados, si queremos usar una expresión grosera, características que nos muestran las conductas que no permiten a estas sociedades desarrollarse al mismo ritmo que las potencias denominadas del primer mundo.
Para desarrollar el tema de hoy, procederemos a explicar en qué consiste la cultura de la pobreza y su consecuencia obvia: La pobreza de la cultura.
En primer lugar consideremos la Cultura de la pobreza. Además de costumbres, formas de vestir, o aspectos lingüísticos, la cultura es un conjunto de valores que detenta un determinado grupo social. En los países en vías de desarrollo se tiene en un nicho la triste conducta de mano extendida. Cada vez que voy al África es la misma cosa, te intentan sacar dinero hasta por respirar, para ellos, todo hombre blanco tiene dinero y hay que ver cómo sacarle ventaja. En América Latina, es la misma cosa, siempre pidiendo rebaja, sobornando al policía, llevando doble contabilidad para evadir impuestos, buscando empleos de gobierno, puesto que nuestra cabeza no nos da para más que pedir, lo peor es que muchas veces el gobierno no paga porque está en quiebra y la pobre gente tiene que hacer semejantes huelgas de hambre para exigir se le pague 8 meses de salario atrasado. En la cultura de la pobreza se nos enseña desde el primer grado que al gobierno se llega a robar y cuando se está en el poder hay que saquear las arcas públicas lo más posible. En la cultura de la pobreza se nos enseña que, en el gobierno se le da trabajo a los compadres y comadres no a los más capacitados. En la cultura de la pobreza se nos enseña a pedir dinero a los países ricos y lo peor, se nos enseña a perder la vergüenza para pedir a los países que nos han prestado dinero a que después nos perdonen la deuda y cuando conseguimos la condonación lo presentamos a la sociedad como un gran logro, cuando en realidad es algo que nos debe avergonzar. En la cultura de la pobreza, nuestras autoridades no se cansan de repetírnoslo todos los días, que somos países pobres, pero que tenemos dignidad, en la cultura de la pobreza se nos enseña a no pagar impuestos, defraudar el fisco, aceptar sobornos, robarnos el dinero que viene de la cooperación internacional. Como puede Ud. ver, puedo seguir y seguir, pero es mejor poner los famosos puntitos para acabar aquí… y no terminar con un colapso en el miocardio.
En segundo lugar, la pobreza de la cultura. Es exactamente el resultado de lo anterior. Que en el extranjero nos irrespeten y nos humillen porque nos consideran ciudadanos de países miserables. Ciudadanos de países que tenemos que andar lloriqueándole a los gringos o a los europeos para que no deporten a nuestros hermanos indocumentados. Con esto no estoy hablando en contra de los indocumentados, sino en contra de la cultura de la pobreza que ha hecho victima a los indocumentados, haciéndoles vivir en vergüenza y humillación fuera de sus países. La pobreza de la cultura nos hace ver ridículos ante los demás, porque somos mucha cáscara, pero pocas nueces. Hablamos mucho, salimos a las calles a protestar, pataleamos, pero a la hora de la prueba: nos rajamos, somos hijos de una cultura. No somos emprendedores, nuestra iniciativa para crear empresas es casi nula, dependemos de la inversión extranjera, de la cooperación internacional, o mejor dicho, de la misericordia internacional, y preferimos negocios fáciles como el tráfico de drogas en lugar de crear una empresa nueva y rajarnos la espalda trabajando honestamente para ganarnos el respeto, primero de nosotros mismos, luego de las personas cercanas a nosotros y después del mundo. Esa pobreza de cultura que nos lleva siempre a criticar a los ricos, que nos lleva a tener envidia de aquel que ha sobresalido más que nosotros. Esa pobreza de cultura que no nos dejar hacer nada ni tampoco dejamos hacer a los que pueden. Esa pobreza de cultura que a veces nos hace irnos a vivir a otros países donde podemos desarrollar nuestro potencial y talento para no perdernos en esa pobreza de cultura.
Los valores están invertidos y necesitamos dar al traste con esta realidad. La Biblia dice: Cambiando la forma de pensar, cambiaremos la forma de vivir. Necesitamos en primer lugar experimentar un nuevo nacimiento y luego lo demás es una consecuencia de este hecho.En segundo lugar, necesitamos reparar todo el daño que nos hemos hecho a nosotros mismos y otras personas. Un hombre nuevo va a construir una sociedad nueva, una familia nueva y como consecuencia va a cambiar la cultura de la pobreza, por la cultura de la justicia que vaa dar como consecuencia la prosperidad de la cultura. Nuestros pueblos merecen una mejor suerte, pero todo comienza en nosotros mismos, la decisión la tienes en tus manos.
Excelente. Recomiendo su lectura.